14 Al enterarse Trifón de que Simón había sucedido en el mando a su
hermano Jonatán y que estaba preparado para entrar con él en batalla, le
envió mensajeros diciéndole:
15 «Tenemos detenido a tu hermano Jonatán por las deudas
contraídas con el tesoro real en el desempeño de su cargo.
16 Envíanos, pues, cien talentos de plata y a dos de sus hijos como
rehenes, no sea que una vez libre se rebele contra nosotros.
Entonces le
soltaremos.»
17 Simón, aunque se dio cuenta de que le hablaban con falsedad,
envió a buscar el dinero y los niños para no provocar contra sí una gran
enemistad del pueblo que diría:
18 «Porque no envié yo el dinero y los niños, ha muerto Jonatán.»
19 Envió, pues, los niños y los cien talentos, pero Trifón faltó a
su
palabra y no soltó a Jonatán.
20 Después de esto, se puso Trifón en marcha para invadir la región y
devastarla. Dio un rodeo por el camino de Adorá, mientras Simón y su
ejército obstaculizaban su marcha dondequiera que iba.
21 Los de la Ciudadela enviaron a Trifón legados dándole prisa a que
viniese donde ellos a través del desierto y les enviase víveres.
22 Preparó Trifón toda su caballería para ir, pero aquella noche cayó
tal cantidad de nieve que le impidió acudir allá. Partió de allí y se fue a la
región de Galaad.
23 Cuando se encontraba cerca de Bascamá, hizo matar a Jonatán,
que fue enterrado allí.
24 Luego dio Trifón la vuelta y se marchó a su país.
25 Envió Simón a recoger los huesos de su hermano Jonatán y le dio
sepultura en Modín, ciudad de sus padres.
26 Todo Israel hizo gran duelo por él y le lloró muchos días.